lunes, septiembre 26, 2005

Del deseo y la ilusion

El deseo y la ilusion son dos armas de doble filo, especialmente combinadas, su fuerza puede darnos la resolucion para permanecer de pie y con la misma facilidad tumbarnos y arrastrarnos por dolorosos caminos.
El deseo es la unica razon para vivir, no se puede uno despertar y no tener ningun deseo, de lo contrario levantarnos de nuestro lecho seria una prueba insuperable, es el llamado mismo de nuestros espiritus, nuesta conciencia y nuestro instinto. El problema es cuando el objeto de nuestro deseo se convierte en el deseo mismo, nuestra razon para vivir, si este objeto se encuentra mas alla de nuestro alcance lo esta tambien nuestra vida, nuestro proposito, nuestra unica razon para levantarnos de nuestro lecho.

A esta peligrosa traslacion de fines se llega justamente mediante la ilusion, a menos que hayamos satisfecho ese deseo, la posibilidad de hacerlo o su cercania puede generar en nosotros un efecto narcotico, alucinamos con las consecuencias de tener el objeto deseado y retroalimentamos nuestro deseo, pronto la realidad se desvanece, la evidencia de que ese objeto sea inalcanzable se convierte en una inaceptable blasfemia y nos perdemos en la angustia de una espera que jamas acabara, asi el objeto de nuestro deseo se transforma en el deseo mismo, asi nos condenamos a desear algo que jamas tendremos.

Incluso manteniendo nuestro deseo plasmado en entidades abstractas como la libertad, el amor, o quizas una religion, corremos el riesgo de caer en este temible circulo vicioso, pero no se puede renunciar al deseo, no se puede negar el pedido de nuestro espiritu, pues al hacerlo nos negamos a nosotros mismos, nuestra identidad y nuestra existencia.

1 Comments:

Blogger siddsteve said...

Si es así, debería buscarse la forma de fundir el deseo de resultado con el de actividad.
Quien cae en susodicha pasividad, debería ser auxiliado por sus allegados, concientizado de su obesidad mental.
La mente es un jardín precioso y tan vasto como el mismo mundo en que vivimos; y en los dos es fácil perderse.
Viajar ligero, pero cargando con nosotros la pulpa platónica de las cosas que queremos, o de ella alguna representación, para recordarnos hacia dónde vamos, qué estamos buscando, y qué podemos hacer para conseguirlo. Eso es.

Abrazo.

4:36 p. m.  

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